En una esperada rueda de prensa celebrada en Bruselas el 26 de febrero de 2025, la Comisión Europea anunció su primera propuesta ómnibus, relativa a la Directiva sobre informes de sostenibilidad empresarial (CSRD), la Directiva sobre diligencia debida en materia de sostenibilidad empresarial (CSDDD) y la Taxonomía de la UE. Se trata de la primera de las tres propuestas ómnibus previstas para este año (la segunda se anunció en el mismo acto), que pretenden racionalizar los requisitos impuestos a las empresas de la UE en un intento de impulsar la competitividad. La competitividad se ha convertido en una prioridad clave para muchos en Bruselas, sobre todo a raíz de los informes Draghi y Letta de 2024.
La realidad desreguladora de la propuesta de Reglamento Ómnibus de la UE
"Simplificación" fue la palabra utilizada repetidamente por la Comisión antes del primer anuncio del Omnibus. Aunque algunos aspectos de lo que se anunció entrarían ciertamente en ese campo, la suma del anuncio debería ser señalada por lo que realmente era: desregulación.
Los Comisarios Albuquerque y Dombrovskis sorprendieron a muchos asistentes -tanto en la sala como en Internet- al anunciar una serie de medidas que reducirían hasta en un 80% el número de empresas obligadas a informar sobre sostenibilidad en la UE y suavizarían considerablemente otros requisitos.
Estos cambios suscitan gran preocupación por dos razones principales:
- En primer lugar, considerar la divulgación de información relacionada con la sostenibilidad en términos puramente de costes simplificaba drásticamente la función que pueden desempeñar esos datos y dejaba de lado los beneficios asociados.
- En segundo lugar, el proceso seguido por la Comisión para aprobar esta propuesta a toda prisa, sin apenas consulta ni evaluación de impacto, ha generado incertidumbre, ha dañado la estabilidad de los marcos existentes y podría obstaculizar la competitividad.
La propuesta ómnibus de la UE frente a la normativa actual: Comparación pormenorizada
La propuesta ómnibus introduce importantes revisiones en la Directiva sobre la elaboración de informes de sostenibilidad de las empresas (CSRD), la Directiva sobre la diligencia debida en materia de sostenibilidad de las empresas (CSDDD) y la taxonomía de la UE, reduciendo significativamente el alcance de las empresas obligadas a informar y reduciendo las obligaciones fundamentales. Estos cambios alteran la forma en que las empresas revelan los riesgos relacionados con la sostenibilidad, llevan a cabo la diligencia debida y se alinean con el marco de financiación sostenible de la UE. El siguiente cuadro resume las principales diferencias entre la normativa actual y las revisiones propuestas.
Cuadro 1: Comparación entre la normativa actual y la propuesta de Reglamento Ómnibus
Directiva sobre informes de sostenibilidad empresarial (CSRD)
Cambia | Normativa vigente | Propuesta de Reglamento Ómnibus |
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Aplicación por fases |
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Alcance |
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Cadena de valor |
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ESRS |
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Garantía |
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Directiva sobre la diligencia debida en materia de sostenibilidad de las empresas (DDDS)
Cambia | Normativa vigente | Propuesta de Reglamento Ómnibus |
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Alcance |
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Fechas de aplicación |
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Evaluación de la diligencia debida |
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Otros cambios |
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Taxonomía de la UE
Cambia | Normativa vigente | Propuesta de Reglamento Ómnibus |
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Aplicación por fases |
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Alcance |
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Informes voluntarios | N/A |
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Otros cambios |
Consulta de la Comisión:
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La propuesta de Reglamento Ómnibus de la UE amenaza con perjudicar la competitividad a largo plazo
Aunque la propuesta Omnibus se presenta como una forma de reducir las cargas que pesan sobre las empresas, la reducción de los informes de sostenibilidad podría tener consecuencias imprevistas.
Datos sobre sostenibilidad para los inversores
La simplificación del marco europeo de elaboración de memorias de sostenibilidad debería haberse centrado en garantizar a los inversores el acceso a datos de alta calidad y pertinencia, manteniendo al mismo tiempo proporcionadas las exigencias a las entidades informantes. Independientemente de cómo se enmarque la competitividad, no se puede negar que dicho acceso sigue siendo esencial para los inversores y otras partes interesadas por una serie de razones:
- Los datos ayudan a identificar y mitigar los riesgos relacionados con la sostenibilidad y permiten una mejor comprensión de estos riesgos en diferentes marcos temporales. Esto garantiza que se aborden tanto los retos a corto plazo como los riesgos sistémicos a largo plazo.
- Crea oportunidades, por ejemplo, al permitir el desarrollo de estrategias de inversión vinculadas a la sostenibilidad. Estas estrategias pueden apoyar soluciones innovadoras a problemas espinosos de sostenibilidad como el clima, los derechos humanos y la biodiversidad, e impulsar la rentabilidad para los inversores.
- La información sobre sostenibilidad garantiza que los inversores finales de la UE que demandan productos financieros relacionados con la sostenibilidad puedan estar seguros de que su dinero se destina a iniciativas realmente sostenibles. En otras palabras, que las inversiones "hacen lo que dicen en la lata".
En los últimos años se ha avanzado mucho en la mejora de la información sobre sostenibilidad y en la mitigación del lavado verde. El peso de la propuesta Omnibus de la Comisión corre el riesgo de echar por tierra gran parte de estos avances.
Por ejemplo, al excluir del ámbito de aplicación al 80% de las entidades declarantes, se eliminan de hecho las barreras reglamentarias en torno a una gran parte de los datos de sostenibilidad, lo que podría aumentar los riesgos de lavado verde. Esto también perjudica a la competitividad de la UE.
El acceso a datos sólidos sobre sostenibilidad no es sólo una cuestión de cumplimiento, sino que contribuye activamente a la sostenibilidad a largo plazo y, sobre todo, a la competitividad a largo plazo de las empresas y los mercados de la UE. Y la propuesta de la Comisión corre el riesgo de socavar estos cimientos.
La reducción de los informes deja a las empresas expuestas a riesgos importantes
Para las entidades declarantes, el cumplimiento de las DRSC nunca se concibió como un mero ejercicio de divulgación. Se trataba de un mecanismo diseñado para que las empresas incluidas en el ámbito de aplicación llevaran a cabo una revisión exhaustiva interna y de la cadena de valor de los impactos materiales y los riesgos financieros, ayudándolas a aumentar su resiliencia y a integrar la sostenibilidad en sus operaciones.
Aunque es posible que algunas empresas continúen esta revisión de forma voluntaria, es probable que muchas de las que queden excluidas de los requisitos de información la abandonen por completo. Esto no solo priva al mercado de datos de sostenibilidad de alta calidad -lo que afecta a los inversores y otras partes interesadas, como se ha señalado anteriormente-, sino que también impide a las propias empresas identificar y gestionar los riesgos materiales.
La presentación de informes suele ser el primer paso en la aplicación de políticas de sostenibilidad, ya que ayuda a las empresas a reconocer y abordar los riesgos antes de que se agraven. Al eliminar este requisito para la mayoría de las entidades, la propuesta podría dar lugar a una acumulación de riesgos no gestionados relacionados con la sostenibilidad, lo que reduciría la resistencia de las empresas y, en última instancia, debilitaría la competitividad económica de la UE.
¿Qué significa para el mercado la propuesta de Reglamento Ómnibus de la UE?
La propuesta Omnibus no sólo altera el panorama de la información sobre sostenibilidad de la UE, sino que también puede enviar una señal más amplia sobre la dirección de la política reguladora. Mientras las empresas y los inversores evalúan el impacto de estos cambios, queda una pregunta acuciante: ¿Forma esto parte de una tendencia mundial más amplia?
Los retrocesos normativos no sólo ocurren en Europa
Este impulso desregulador no es exclusivo de la UE. También hemos visto una agenda desreguladora similar en otras jurisdicciones a principios de 2025, sobre todo bajo el mandato del nuevo Presidente de Estados Unidos. Por ejemplo, la norma de divulgación climática de la SEC no sobrevivirá a sus desafíos legales y los requisitos de información climática a nivel federal siguen siendo una perspectiva lejana.
Además, las órdenes ejecutivas han detenido el desarrollo de la energía eólica marina, han suavizado las restricciones a las industrias de combustibles fósiles y han hecho retroceder los objetivos de reducción de emisiones. La retirada del Acuerdo de París sobre el Clima ha enviado una clara señal de que el apoyo federal a la financiación sostenible ya no es un hecho.
Aunque muchas iniciativas reguladoras a escala mundial permanecen aisladas de los cambios políticos, es posible que veamos cómo algunas se revisan o reabren a lo largo de 2025. Esta incertidumbre no ayuda a las empresas ni al mercado.
Ignorar el cumplimiento de la normativa puede costar caro
Las empresas sujetas a distintas normativas de sostenibilidad pueden suponer erróneamente que el riesgo de aplicación por incumplimiento ha disminuido en este clima político. Sin embargo, podría tratarse de un costoso error de cálculo: la inmensa mayoría de las normativas de sostenibilidad siguen vigentes más allá de los ciclos políticos, y los mecanismos de aplicación de la normativa continúan funcionando con independencia de la grandilocuencia política.
En este sentido, anuncios como el Omnibus de la Comisión que se precipitan en los procesos legislativos socavan la estabilidad del marco regulador. Esta estabilidad es crucial para que las empresas planifiquen a largo plazo y pueda apoyar, no obstaculizar, la competitividad.
La mayor parte de la agenda de financiación sostenible de la UE (SDFR, Pilar 3, Reglamento de Referencia, Bonos Verdes de la UE) sigue intacta y los plazos para su cumplimiento se acercan rápidamente. Por poner un ejemplo, la norma de la AEVM sobre denominación de fondos entrará en vigor en mayo de 2025 y la AEVM y sus miembros supervisarán su cumplimiento, a pesar del mensaje que la propuesta Omnibus envíe al mercado.
Esto pone de relieve por qué el cortoplacismo que se persigue dentro de ciertas agendas políticas es una estrategia arriesgada: no sólo niega a los mercados financieros la estabilidad necesaria para impulsar un crecimiento sostenible a largo plazo, sino que también expone a las empresas a posibles riesgos de cumplimiento si interpretan mal las señales políticas.
Próximos pasos para la propuesta de Reglamento general de la UE
El Parlamento y el Consejo de la UE deliberarán sobre las propuestas ómnibus y en los próximos meses se aclarará el rumbo a seguir.
Mientras tanto, se espera que los colegisladores apoyen las medidas de simplificación más sensatas del paquete, al tiempo que se oponen a las que pretenden simplemente desregular. El resultado de estas deliberaciones será crucial para configurar el futuro de la normativa de sostenibilidad de la UE y su impacto en las empresas, los inversores y los mercados. También determinará si la UE sigue liderando las finanzas sostenibles o si corre el riesgo de quedarse rezagada en una era en la que la información transparente y fiable sobre sostenibilidad es más crítica que nunca.
¿Le interesa saber más sobre cómo afectará la propuesta ómnibus de la UE a las finanzas sostenibles en 2025 y más allá? Descargue nuestro informe Perspectivas de la regulación de las finanzas sostenibles para obtener más información.