Los programas de captura directa de aire (DAC) son sólo una (pequeña) parte de la solución a las emisiones de carbono
La tecnología de captura de carbono no cumplirá el objetivo medioambiental de EE.UU.
Las tecnologías de captura directa del aire (DAC) extraen el CO2 directamente de la atmósfera. El CO2 puede almacenarse permanentemente en formaciones geológicas profundas (con lo que se consiguen emisiones negativas o eliminación de carbono) o puede utilizarse, por ejemplo, en el procesamiento de alimentos o combinarse con hidrógeno para producir combustibles sintéticos.
Actualmente hay 19 plantas DAC en funcionamiento en todo el mundo (Fuente: AIE), y todas ellas operan a una escala bastante pequeña en comparación con las emisiones globales.
El Presidente Biden anunció un plan de inversión de 3.500 millones de dólares para acelerar el desarrollo y la implantación de la tecnología de captura de carbono, en parte para ayudar a Estados Unidos a cumplir su promesa de reducir en un 50% sus emisiones de CO2 en 2005. El programa de captura directa del aire para la eliminación del carbono requiere centros de captura directa del aire.
Estos centros propuestos en EE.UU. serían los mayores en términos de escala de todos los centros que operan actualmente en el mundo. En concreto, cada centro puede eliminar alrededor de un millón de toneladas de emisiones de CO2 al año. Para ponerlo en perspectiva, la mayor planta de DAC que se ha puesto en marcha hasta ahora está en Islandia y captura 4 toneladas de CO2 al año. Cada uno de los centros propuestos en EE.UU. capturaría más de 220 veces la cantidad de CO2 que captura el mayor centro islandés actual.
La inversión de 3.500 millones de dólares de EE.UU. financiará la creación de 4 de estos centros, que por tanto, eliminarán unos 4 millones de toneladas métricas de emisiones de CO2 al año. 4 millones de toneladas métricas de emisiones de CO2 es sólo el 0,24% de los 1.650 millones de toneladas métricas de reducción de CO2 necesarias entre 2020 y 2030 para que Estados Unidos cumpla su promesa de reducción de emisiones de CO2.
Creemos que cualquier paso que se dé hacia un mundo más sostenible merece la pena ser explorado, y una ventaja añadida podría ser que se demuestre que la tecnología funciona como se espera y se pueda ampliar para que sea más eficiente y eficaz. Aun así, está claro que los programas DAC no contribuirán en gran medida a las reducciones de CO2 necesarias.